Lo que saben los niños

El año pasado, cuando firmamos con la ecai, las dos familias se volvieron locas de alegría y fue tema de conversación en absolutamente todas las reuniones. 

Intenté por todos los medios que a mi sobri, que entonces tenía 5 añitos, es hijo único y se muere por tener un primito, no le llegara todavía la noticia porque el camino se le iba a hacer excesivamente largo… y también porque no tenía pensada la forma de explicarle lo que era la Adopción. Pero fue imposible. Le llegaban retazos de información por todas partes, alguna de esa información era francamente desagradable, no sé si porque se lo habían explicado mal o él no lo había entendido muy bien, pero saltó la alarma el día que me dijo:

-         Tía… ¿Me vas a alquilar un primo negro??

En fin… se me revolvió el estomago y decidí abordar el tema.

-         No pequeño, los niños no se alquilan, se tienen de la tripa o se adoptan. ¿Tu sabes lo que es “adoptar”?

El niño estaba para hacerle una foto. Se me acercó con una carita de bueno y ansioso por saber lo que estaba pasando…estaba medio lloroso, me abrazó a la cintura (que sabe que así lo consigue todo), me estaba pidiendo, a su forma, que por fin se lo contara. Y así lo hice.  Cuando acabé me dice:

-         No hacía falta que me contarás todo eso de los papeles.

(Pensé, ostras! ¿Por qué se ha enfuruñado? ¿Demasiada información??)

-         ¿Por qué? ¿No te ha gustado esa parte?

-         No, es que ya lo sabía. ¿Sabes  donde también hay bebes? En China. Un amigo de Arthur tiene una hermana china.

Me llevé una alegría tremenda, Arthur es una serie de dibujos, nunca he llegado a ver el capitulo, pero me alegró muchísimo que hubiese ese tipo de medios para que él lo entendiera. Luego, al poco tiempo, compré algún cuento.

Desde entonces hemos jugado a adoptar en mil versiones diferentes. Una pareja de animalitos que adopta a otro animalito; él papa y yo mama que adoptamos un muñequito; él papa con una muñeca adopta otro muñequito y yo soy la jueza…en fin, tronchante.

Prácticamente conoce el proceso igual que yo, puede que incluso mejor que el futuro padre… je!

Alejando el mal de ojo

No es que sea super supersticiosa, pero a veces me entran mis ataques, y ayer cuando empecé el blog me entró uno.

Hace años, la primera vez que fui a Mejico, con mi madre y una tía (ellas son pareja de hecho para los viajes) en un mercadito de Pazcuaro había cosas monísima de bebes. Me quedé mirando una y mi tía me dijo:

-         Yo de ti no compraba nada. Cuando yo quería quedarme embarazada por primera vez me compré un vestidito de niña, que era lo que más deseaba, y ya ves, dos chicos. Anda que no miraía veces el vestidito...

Yo en realidad no pensaba comprar nada porque no me gusta acumular cosas que luego no sé si llegaré a usar, pero el comentario se me metió en la cabeza como la mala hierba y nunca jamás desde entonces he comprado absolutamente nada, ni de niña ni de niño. He de decir que tampoco es que me haya dado muy buen resultado esta “anti-superchería” porque si echo cuentas, llevo unos 5 años queriendo tener un hijo, y aquí sigo… esperando.

Así que ayer, mientras elegía la fuente, el fondo y la plantilla, me acordé del vestidito de mi tía y me dio una punzada el estomago. No será el blog una versión moderna del mal de ojo del vestidito? En principio no debería de quedarnos muchísimo tiempo para tener a nuestro hijo, pero quién sabe qué cosas pueden pasar hasta entonces. Así que, voy a dedicar esta entrada a intentar alejar el mal de ojo con este amuleto “Telsum” de la etnia de los Omoro.

mi primera entrada chispas...

Desde que empezamos este camino, este largo camino que parece que no tiene fin, he dedicado muchas horas a leer los blogs de otras familias que han querido compartir sus historias. He encontrado mucho consuelo y mucha compañía siguiendo estas historias, (algunas de ellas ya las he incluido en mi lista de blogs, pero leo muchas mas) así que me he decidido a empezar uno yo misma, para poder compartir también las cosillas que van pasando en el camino, que ya son muchas, porque llevamos más tiempo del que nos gustaría esperando y supongo que aún queda mucho más.

Pero tambien he llorado muchas veces, unas de alegría y otras de pena o de ternura...a menudo me he sentido muy identificada y he leido que estos espacios sirven de deshago para el que escribe, así que espero que me sirva a mi tambien de terapia.

Pues aqui estoy, en mi hora de comida, iniciando un blog que me acompañe hasta Addis Abeba, y quien sabe si más...