Alejando el mal de ojo

No es que sea super supersticiosa, pero a veces me entran mis ataques, y ayer cuando empecé el blog me entró uno.

Hace años, la primera vez que fui a Mejico, con mi madre y una tía (ellas son pareja de hecho para los viajes) en un mercadito de Pazcuaro había cosas monísima de bebes. Me quedé mirando una y mi tía me dijo:

-         Yo de ti no compraba nada. Cuando yo quería quedarme embarazada por primera vez me compré un vestidito de niña, que era lo que más deseaba, y ya ves, dos chicos. Anda que no miraía veces el vestidito...

Yo en realidad no pensaba comprar nada porque no me gusta acumular cosas que luego no sé si llegaré a usar, pero el comentario se me metió en la cabeza como la mala hierba y nunca jamás desde entonces he comprado absolutamente nada, ni de niña ni de niño. He de decir que tampoco es que me haya dado muy buen resultado esta “anti-superchería” porque si echo cuentas, llevo unos 5 años queriendo tener un hijo, y aquí sigo… esperando.

Así que ayer, mientras elegía la fuente, el fondo y la plantilla, me acordé del vestidito de mi tía y me dio una punzada el estomago. No será el blog una versión moderna del mal de ojo del vestidito? En principio no debería de quedarnos muchísimo tiempo para tener a nuestro hijo, pero quién sabe qué cosas pueden pasar hasta entonces. Así que, voy a dedicar esta entrada a intentar alejar el mal de ojo con este amuleto “Telsum” de la etnia de los Omoro.