Pues el domingo volvimos de la última parte de nuestras vacaciones, solo una semanita que ha sido muy, pero que muy intensa. Viajamos a Senegal. Antes de nada decir que es un viaje absolutamente recomendable, sobretodo para el que nunca haya estado en el África negra de zonas más de safari, tipo Kenia, Tanzania…como era nuestro caso.
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Mbur, pueblo de pescadores |
Es un país súper tranquilo, de gente amabilísima, muy tolerante y muy pacíficos. La gente es guapa-guapa, hombres, mujeres, niños y mayores. Es un país de gente guapa.
Antes de ir recogimos un montón de cosas para dejar allí. Empezamos por bolis y libretas para un cole que íbamos a visitar en un poblado y acabamos recogiendo de todo, material de botiquín, medicamentos, juguetes, ropa, biberones, tetinas…yo que se…han sido las maletas más pesadas y más valiosas que hemos llevado nunca.
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Baobab, el arbol emblematico |
Al llegar allí se nos cruzó en el camino algo con lo que no contábamos, fue pura casualidad. Mientras nuestro guía nos contaba las excursiones que podíamos hacer le comentamos todo lo que habíamos traído, y el hombre, después de muchas vueltas nos dijo que trabajaba para una ONG que estaban haciendo un cole y colaboraban en un orfanato, que si queríamos nos llevaba, que alli vendría muy bien algo de ese material…imaginaros…Al día siguiente a las 8 de la mañana estábamos preparados con gran parte de nuestras bolsas y el corazón en un puño… Yo que soy súper llorona, de camino me iba repitiendo mi mantra : “tranquila, contrólate, tranquila, contrólate…” y lo hice, me porte muy bien. La situación no era para menos.
Nos recibió el director, un enfermero y una cuidadora. Nos empezaron a enseñar las instalaciones… pensaba que me iba a entrar la ternura desbordada cuando empecé a ver los bebes que había allí, los pequeñines de menos de dos años que en cuanto te veían te lanzaban los brazos para que los cogieras. Había entorno a los 200 niños menores de 2 años. Pero lo que sentí fue rabia, muchísima rabia. Y una sensación de impotencia…que todavía no se me ha ido. Me consoló algo ver que el orfanato estaba muy bien cuidado y muy limpio, que había varios europeos voluntarios dando biberones, cambiando pañales y haciendo de todo un poco… que había muchas mujeres senegalesas trabajando allí.
Pero fue tremendo… hubo un momento que tenía tantos niños lanzándome los brazos que me tumbé en una colchoneta para poder abarcarlos. Les quería abrazar a todos, pero eran tantos…Mi santo estaba igual, desbordado, intentando abrazar a todos los que se le acercaban, porque solo querían eso, que los abrazaras… Estuvimos varias horas. No queríamos irnos.
En fin, os podéis imaginar. Desde entonces solo pienso si habrá alguien abrazando a mi pequeño. Estando aquí lo llevo peor, allí podías hacer algo, aquí otra vez esperar…
No hay brazos para todos los niños huérfanos o abandonados que hay en África y en el mundo. No había brazos allí. No creo que los haya en otros sitios. Les pregunté si esos niños salían en adopción y me dijeron que muy poquitos, los tramites hacen que la mayoría se queden allí para siempre…
Todavía no me he recuperado.
Saliendo del orfanato fue cuando vi que me habían llamado de la Ecai…casi me infarto allí mismo. Le puse un sms para preguntar y fue cuando me dijo que habíamos avazado en la lista. En aquel orfanato se necesitaban 200.
Bueno… otro día os puedo contar algo más, eso fue solo el primer día… pero visitamos varios poblados, escuelas, mercados, pueblos de pescadores, hicimos un minisafari, un trocito del Paris-Dakar…una semana suuuuuúper intensa…
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Goree, isla de trafico de esclavos. |
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Pescadores de la zona |