Lilypie Waiting to Adopt tickers

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lunes, 29 de octubre de 2012

Se acabó lo que se daba…

 En dos semanas me incorporo. Así, tal cual. Ya ha pasado la llamada, la fecha de juicio… sacar los billetes corriendo… maletas, preparativos, nervios y más nervios…coger el avión… no dormir y por fin abrazar a mi bebe. Ya ha pasado. Es increíble que en tan poco tiempo hayan pasado tantas cosas, tan intensas, las que realmente cambian tu vida. Y ya está, en un abrir y cerrar de ojos, vuelta a la realidad. Pero una realidad mejorada porque ahora tengo a mi hija.

He llorado como una madalena con un video del encuentro que ahora mismo no se donde lo he visto. Lo que daría por volver a vivirlo. Que emoción más grande. La vida a veces es increíblemente generosa, y en este camino cuando llegamos al final, que en realidad es el principio, te das cuenta. Todo vale la pena.

Hoy estoy un poco blandita, de emoción. Ha habido varias asignaciones en nuestra ecai. Que sapa dos de ellas son de bebes de 4 meses que podrían ser los mismo a los que fue mi Santo a socorrer junto a Abraham, a los pocos días de estar allí. Este capitulo no lo he contado. Fue una aventura increíble para él y una envidia infinita para mi (a ver si encuentro otro ratillo y os lo cuento). Pues estoy casi segura que son dos de los 3 peques que recogieron en una cuneta… probablemente de forma similar que encontrarían a mi hija y al resto de niños. Estoy inmensamente feliz porque la cosa vaya adelante. Por los niños que se lo merecen todo, por las familias que han esperado hasta el infinito por ellos, y por los trabajadores de nuestra ecai en Addis que son un currantes de los pies a la cabeza y también se lo merecen todo.

Estoy feliz y llorona.
;)

miércoles, 24 de octubre de 2012

Se nota que no ha estado atada…

Esta frase me ha dicho hoy una señora y me ha corrido un escalofrío por la espalda.

Me han entrado ganas de llorar, pero no sabía clasificarla. No iba con intención de herir, puede que incluso lo contrario porque estábamos en uno de los corrillos que forma mi hija siempre que vamos a cualquier sitio y despliega su repertorio ante el entregado publico.

“qué guapa”, “qué lista”, “con lo pequeña que es…” y una de ellas ha dicho: “Se nota que no ha estado atada”…

De vuelta en el coche lo he entendido mejor: DOLOR. Eso es lo que he sentido, DOLOR de no haber podido estar con mi hija desde que nació; DOLOR porque hubo diez meses que no pude abrazarla y cuidarla; DOLOR porque nunca sabré exactamente cómo estaba, con quien estaba y qué hacía cada segundo de su vida. Esos diez meses a veces se me hacen grandes y a veces desaparecen. Hoy los he sentido enormes.