Un juego revelador (o eso creía yo) que practico con mi hija, es el del cambio de roles. Ella es mama y yo soy A. La primera vez lo propuse yo pero después siempre es ella la que lo pide o directamente me dice: “ yo soy mama”. Está claro que le encanta.
Al principio me lo planteaba para aprender, para saber qué es lo que ve ella en mi y para ver qué hace ella cuando yo (siendo ella) le planteo distintas situaciones que hace ella (siendo ella). Pero ahora el juego me resulta de lo más frustrante porque la cosa siempre acaba echándome una reprimenda enorme. Si me porto mal porque me porto mal, y si me porto bien porque antes o incluso otro día, me porté mal.
¿Eso es todo lo que ve en mi?
Intuyo que tiene que ver otras muchas cosas porque es a mi a la que recurre siempre, estando contenta y estando triste, estando buena y estado malita. Grita y berrea que quiere a su mama cuando se va a dormir. Si no voy a buscarla a la guarde, siempre pregunta que donde estoy y porque no he ido a por ella. Viene a mi a jugar y viene a mi a todo… ¿entonces por qué cuando cambiamos el rol solo me regaña?
Por otro lado me he dado cuenta que cuando juega con sus primas que son de la misma edad, con su primo que le saca 7 años y con sus amigas, siempre se están regañando los unos a los otros… espero que solo sea una racha y que dentro de no mucho me imite también cuando le canto, cuando le hago voces de sus muñecos, cuando la beso y la acurruco…
Nunca he comentado tu blog pero hace tiempo que te leo. Soy maestra de infantil y estoy acostumbrada a ver muchas escenas de juego como la que planteas. Sin duda, en el juego los niños no imitan la realidad vivida sino que la reproducen desde su perspectiva con tal de interpretarla e intentar comprenderla. Es decir, no juegan a aquello que viven sino a aquello que no comprenden. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Alba. Encantada de conocerte.
ResponderEliminarEntonces se supone que no entiende por qué la regaño? alguna vez creo que si es así, porque cuando acabo de darle un discurso me dice:
- mama ¿qué has dicho?- y se me cae el alma a los pies.
Pero otras veces sabe perfectamente porqué la he regañado y me reta y me reta...
Que viva la maternidad!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Creo que los niños, a ciertas edades, no entienden siempre nuestras reacciones. Así que en cierto modo puede que no entiende qué ha hecho mal o qué te ha llevado al enfado.
ResponderEliminarPor otro lado también es interesante reflexionar acerca de cómo perciben los niños y las niñas nuestras reacciones. Recuerdo a mi hermana pequeña que cuando jugaba a "dar clase" aquello parecía un campo de concentración: sólo había gritos y amenazas. Probablemente su maestra no la trataba a ella así (¡¡al menos eso espero!!) pero sin duda alguna ella lo percibía e interpretaba de ese modo.
Yo no soy madre pero sin duda la maternidad, educar, es un reto muy complejo. Espero haberte sido de ayuda. Un abrazo!