Este domingo fuimos a comer a casa de mi hermano, a Guadalajara. Vive cerca de un lago muy chulo con varios parques infantiles, en uno de ellos, solo una vez hace muchos meses, nos paramos a que jugaran los niños (generalmente seguimos hasta al lago para dar de comer a los patos).
Cuando pasamos cerca de los columpios me agarra la mano mi sobri:
- Tia, te acuerdas qué acontecimiento histórico pasó en este columpio? - yo iba pensando lo mismo desde que los vi a lo lejos, pero no esperaba que nadie se acordara, y menos él. Menos aun esperaba que alguien más lo recordara como acontecimiento especial...
- Si hijo, eres un crack- le digo mientras le abrazo.
Mi sobri, a pesar de lo mucho que se han reduci
do nuestras tardes de juegos y nuestras conversaciones de mayores, sigue conectando con mis más profundas angustias y con este largo penar que he decidido vivir.
Nadie más se acordaba. Ahí conté a la familia que empezábamos proceso para Burkina.
Mi sobri. Mi Rey.
martes, 20 de mayo de 2014
miércoles, 14 de mayo de 2014
nuestro tesoro
En el parque de mi casa de toda la vida, donde sigue viviendo mi madre, hace meses que encontramos un tesoro muy valioso, pero después llegó el invierno y le perdimos la pista. Con la llegada de este super buen tiempo madrileño y nuestro retorno al parque, lo hemos vuelto a encontrar.
Es Lucia. Lucia es una niña de 5 años que va al cole al que fui yo cuando nos mudamos a este barrio. Lucia es etíope. Tiene el pelo más largo que A. y es súper atlética. El primer día que nos reencontramos esta primavera mi hija se plantó delante de ella con cara pasmo. No le dijo nada. Pero se plantó delante de ella y no dejaba de mirarla. Lucia, con la desenvoltura que dan los 5 años se giró a mi y me preguntó:
- Ella donde ha nacido? – no se acordaba de nosotras, claro, solo nos habíamos visto una vez en otoño.
- En Etiopia, y tu?
- Yo también!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – exclamó con alegría mientras arrancaba a la carrera en busca de su madre. A. me miró alucinada y me preguntó:
- En mi Etiopia? – me hizo gracia ese sentido de posesión sobre su país de origen, pero claro, desde la ultima vez que nos juntamos en Segovia con sus compis de casa cuna de Etiopia, creo que no había vuelto coincidir con ningún paisano. Por lo tanto Etiopia solo podría ser de ella.
Vemos a Lucia con cierta frecuencia y se producen una atracción importante. Y eso que Lucia está en su parque habitual con sus compis de clase. Pero en cuanto ve a A. se va corriendo a por ella. Se gustan. Y a mi me gusta que se gusten.
- Ella donde ha nacido? – no se acordaba de nosotras, claro, solo nos habíamos visto una vez en otoño.
- En Etiopia, y tu?
- Yo también!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – exclamó con alegría mientras arrancaba a la carrera en busca de su madre. A. me miró alucinada y me preguntó:
- En mi Etiopia? – me hizo gracia ese sentido de posesión sobre su país de origen, pero claro, desde la ultima vez que nos juntamos en Segovia con sus compis de casa cuna de Etiopia, creo que no había vuelto coincidir con ningún paisano. Por lo tanto Etiopia solo podría ser de ella.
Vemos a Lucia con cierta frecuencia y se producen una atracción importante. Y eso que Lucia está en su parque habitual con sus compis de clase. Pero en cuanto ve a A. se va corriendo a por ella. Se gustan. Y a mi me gusta que se gusten.
lunes, 12 de mayo de 2014
¿auto-racismo?
Este sábado fuimos con unos amigos a Lavapies. Es un barrio que frecuentamos desde hace bastante tiempo. Nos gustan sus calles, sus tiendas de frutas y verduras, sus mil y un restaurante hindú, sus pelus afros… y la cantidad de gente de colores que se ve por sus calles. Un contrate brutal con las calles del barrio en que vivimos pero con el que no nos sentimos identificados. Avenidas grandes, pocos comercios en los que enredarse y de obligada necesidad coger el coche hasta para ir a por el pan. Antes de tener a A. estuvimos a punto de mudarnos a Lavapies, pero la economía doméstica impera, y aquí seguimos.
El caso es que desde que tenemos a A. me gusta todavía más ir para allá porque es prácticamente en el único sitio donde ve gente de colores. En especial de color negro. Y está claro que le sorprende.
Ibamos paseando tranquilamente, de repente se pone delante de un niño que sería la mitad de negro que ella y le espeta:
- Ala eres super negro!!!!!!!!!!!!!!
Ni que decir tiene que el niño y su padre se quedaron a cuadros. El padre sonrió un poco, pero al niño no le hizo ni pizca de gracia. Nosotros nos apresuramos en hacerle ver que ella es igual incluso más negra… El niño no cambió la mueca.
El caso es que al rato pasamos delante de dos senegaleses adultos y…:
- Ala!!! Esos chicos son suuuuuuuuuuuuúper negros y no tienen nada de rizos!!!
Estos chicos reaccionaron muy bien y se pusieron a hablar con ella, que si somos africanos como tu, que qué guapa, que choca la mano… en fin, reacción súper sana que agradecimos un monton.
Pero se me quedó más en la mente la reacción del chico con su padre. Supongo que será como cuando yo me quedaba en bikini y alguien me decía, ala estas súper blanca…!!! Ahora ya hace largos años que me la repamplinfla, pero es verdad que de pequeña me avergonzaba bastante.
Se tratará solo de eso, que cuando eres pequeño no te gusta mucho lo tuyo… o es que en España ocurre lo mismo que en el estudio llevado a cabo en los años 30 por los psicólogos Kenneth y Mamie Clark (gracias Santiago por el enlace) ...(hay versiones hechas en otros países... no se la rigurosidad de los mismos)
Le veo muchos "problemas" al estudio, más bien al diseño del mismo, como la selección de la muestra de los niños estudiados, variables sociales y culturales que no sé si se habrán tenido en cuenta. Pero al hilo del comentario de Santiago me ha venido a la cabeza (a ver si tengo tiempo de encontrarlo entero y me entero mejor).
Y como siempre, un nudo en la boca del estómago, ¿le pasará esto a mi hija?
Y como siempre, un nudo en la boca del estómago, ¿le pasará esto a mi hija?
martes, 6 de mayo de 2014
Colores
Aunque es pequeña para entender el cuento, el otro dia empezamos a ojear Los colores de Mateo. En lugar de leer estrictamente lo que pone, le hago una versión inventada a raíz de los dibujos que van saliendo. Casi cada conversación con mi hija es reveladora, no se si para bien o para mal, pero reveladora:
- De qué color es el cocodrilo? - le pregunto señalándole el dibujo
- Green!! – los colores suele decirlos en inglés, aunque a veces mezcla.
- Y el pollito?
- Yellow!! – y así vamos pasando las hojas hasta que llegamos a Mateo (que es negro, y adoptado por una señora rubia de pelo cortito)
- De color es Mateo?
- White, como A. ¡!! – He decir que mi hija jamás se equivoca en un color. Te lo puede decir en inglés o en español pero NUNCA, JAMAS se equivoca, y como imaginaréis, al ser mujer, conoce una gama de colores incluso más amplia que su padre ;)
- No peque, es negro, como tú.
- No, yo soy white, como mama. Yo soy mama. – y me enseña su mano. – Mira, tú eres A. y yo soy mama. Ves? Soy toda de nata y tú que eres pequeñita eres de chocolatina.
Entonces la abrazo y le digo que me voy a comer la nata mezclada con la chocolatina…y empezamos a hacer el bobo. No insisto más. Pero esta secuencia se repite muchas veces, ella me dice que es de nata o de vainilla y que la que es de chocolatina soy yo, porque soy pequeñina. No le valen Mateos ni Medinas (la protagonista de Llegue de Etiopia) ella es white y punto.
- De qué color es el cocodrilo? - le pregunto señalándole el dibujo
- Green!! – los colores suele decirlos en inglés, aunque a veces mezcla.
- Y el pollito?
- Yellow!! – y así vamos pasando las hojas hasta que llegamos a Mateo (que es negro, y adoptado por una señora rubia de pelo cortito)
- De color es Mateo?
- White, como A. ¡!! – He decir que mi hija jamás se equivoca en un color. Te lo puede decir en inglés o en español pero NUNCA, JAMAS se equivoca, y como imaginaréis, al ser mujer, conoce una gama de colores incluso más amplia que su padre ;)
- No peque, es negro, como tú.
- No, yo soy white, como mama. Yo soy mama. – y me enseña su mano. – Mira, tú eres A. y yo soy mama. Ves? Soy toda de nata y tú que eres pequeñita eres de chocolatina.
Entonces la abrazo y le digo que me voy a comer la nata mezclada con la chocolatina…y empezamos a hacer el bobo. No insisto más. Pero esta secuencia se repite muchas veces, ella me dice que es de nata o de vainilla y que la que es de chocolatina soy yo, porque soy pequeñina. No le valen Mateos ni Medinas (la protagonista de Llegue de Etiopia) ella es white y punto.
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