Lilypie Waiting to Adopt tickers

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lunes, 12 de mayo de 2014

¿auto-racismo?


Este sábado fuimos con unos amigos a Lavapies. Es un barrio que frecuentamos desde hace bastante tiempo. Nos gustan sus calles, sus tiendas de frutas y verduras, sus mil y un restaurante hindú, sus pelus afros… y la cantidad de gente de colores que se ve por sus calles. Un contrate brutal con las calles del barrio en que vivimos pero con el que no nos sentimos identificados. Avenidas grandes, pocos comercios en los que enredarse y de obligada necesidad coger el coche hasta para ir a por el pan. Antes de tener a A. estuvimos a punto de mudarnos a Lavapies, pero la economía doméstica impera, y aquí seguimos.

El caso es que desde que tenemos a A. me gusta todavía más ir para allá porque es prácticamente en el único sitio donde ve gente de colores. En especial de color negro. Y está claro que le sorprende.

Ibamos paseando tranquilamente, de repente se pone delante de un niño que sería la mitad de negro que ella y le espeta:

- Ala eres super negro!!!!!!!!!!!!!!

Ni que decir tiene que el niño y su padre se quedaron a cuadros. El padre sonrió un poco, pero al niño no le hizo ni pizca de gracia. Nosotros nos apresuramos en hacerle ver que ella es igual incluso más negra… El niño no cambió la mueca.

El caso es que al rato pasamos delante de dos senegaleses adultos y…:

- Ala!!! Esos chicos son suuuuuuuuuuuuúper negros y no tienen nada de rizos!!!

Estos chicos reaccionaron muy bien y se pusieron a hablar con ella, que si somos africanos como tu, que qué guapa, que choca la mano… en fin, reacción súper sana que agradecimos un monton.

Pero se me quedó más en la mente la reacción del chico con su padre. Supongo que será como cuando yo me quedaba en bikini y alguien me decía, ala estas súper blanca…!!! Ahora ya hace largos años que me la repamplinfla, pero es verdad que de pequeña me avergonzaba bastante.

Se tratará solo de eso, que cuando eres pequeño no te gusta mucho lo tuyo… o es que en España ocurre lo mismo que en el estudio llevado a cabo en los años 30 por los psicólogos Kenneth y Mamie Clark (gracias Santiago por el enlace) ...(hay versiones hechas en otros países... no se la rigurosidad de los mismos)

Le veo muchos "problemas" al estudio, más bien al diseño del mismo, como la selección de la muestra de los niños estudiados, variables sociales y culturales que no sé si se habrán tenido en cuenta. Pero al hilo del comentario de Santiago me ha venido a la cabeza (a ver si tengo tiempo de encontrarlo entero y me entero mejor).

Y como siempre, un nudo en la boca del estómago, ¿le pasará esto a mi hija?

1 comentario:

  1. Esto es de "lazarillo de tormes". Normalmente nosotros no nos vemos, solo vemos lo que nos reflejan los demás. Y no es de ahora.

    Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día llegaba a la puerta en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas, de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el invierno leños a que nos calentábamos.

    De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuérdome que, estando el negro de mi padrastro trebejando con el mozuelo, como el niño vía a mi madre y a mí blancos y a él no, huía de él, con miedo, para mi madre, y, señalando con el dedo, decía:

    -¡Madre, coco!

    Respondió él riendo:

    -¡Hideputa!

    Yo, aunque bien mochacho, noté aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí: «¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos!».

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